jueves, 24 de septiembre de 2015

Entrevista de Fernando J. Zapata, Director del Secretariado de Misiones, para “La Tribuna de Albacete”

Hace unos días el periódico provincial de “La Tribuna de Albacete”, publicó una entrevista realizada a nuestro Delegado de Misiones en Albacete, que hoy compartimos íntegramente con vosotros. Son unas bonitas palabras hacia nuestros misioneros, hacia su labor, y unas pinceladitas de lo que han sido para él las experiencias misioneras en Zimbabwe y Guatemala.
¿Cómo has visto a nuestros misioneros?
Diócesis de Gokwe, Zimbabwe. Parroquia de San Jerónimo, Guatemala. Dos países y dos continentes. Muchos Kilómetros recorridos este verano para encontrarme, simplemente, con la sonrisa de la gente. Y ya no es cómo veo yo a nuestros misioneros, sino cómo los ven aquella gente: como uno más. Me recuerda el lema de la Infancia Misionera: Yo soy uno de ellos. Y es que así los he visto y así lo he vivido en primera persona.
Se han convertido nuestros misioneros de Albacete en verdaderos testigos de la Alegría del Evangelio, ya sea en África, con su pobreza y sus gentes, sus tribus e idiomas, sus bailes y cantos, sus celebraciones y aquella luz especial del atardecer africano que te envuelve como si fueran los brazos del mismo Señor, ya sea en Centro América, con su miseria y violencia atroz, con sus olores y colorido impresionante, con su gente que abre la puerta de casa para regalarte su acogida y lo poquito que tienen… Misioneros del Señor, Misioneros de Albacete.
El trabajo de nuestros misioneros, ¿en qué consiste?
Llevan a cabo un trabajo hermoso. Don Ángel Floro, en Zimbabwe, como Obispo de la diócesis, es el Pastor de la Comunidad. Es el Securu, como dicen en su lengua nativa ndebele, el Padre, el que acoge y tiene la experiencia. Y así lo hace. Un hombre cercano, que sonríe sin parar y escucha al pueblo que Dios le ha encomendado. Un Padre que gestiona con un trabajo encomiable las ayudas que llegan de España a través de Manos Unidas o Cáritas o la propia Delegación de Misiones: colegios, pozos, alimentos, transporte…

Por otro lado, en Guatemala, hemos sido acogidos por el Padre Helio, allá en su parroquia. Y de nuevo, el trabajo suyo es impresionante. Siempre sonriendo y hablando de la cercanía de Dios con “su gente”, los más pobres, he visto cómo se hace uno de ellos en su misma pobreza!!! Y desde ahí, en uno de los barrios más pobres, realiza su labor como vicario parroquial. Qué hermoso ver a tanta gente acercarse al Sacramento del Perdón. Pues ahí está, cercano a los anawin del siglo XXI. Compartiendo con ellos las ayudas que podamos mandar desde la Diócesis.

¿Cuál ha sido la imagen que te traes de esta experiencia?
Una imagen: una Iglesia. Cuando paseas por los rincones de África junto a nuestro Obispo D. Ciriaco y algunos sacerdotes, y como una pequeña familia, rezamos juntos el Santo Rosario o el Oficio, caes en la cuenta de que lo más hermoso es sentirse IGLESIA, Iglesia Universal. Vives a miles de kilómetros la cercanía de la Iglesia de Albacete, de sus gentes y sufrimientos. 
Y eso me hizo sentirme muy pequeño, y a la vez muy ilusionado con mi propia vocación de servicio por este Reino de Dios que hay que predicar en todos los rincones de este mundo nuestro. 
Y gráficamente esta imagen: D. Ciriaco, un niño sonriendo y el pectoral. Vale más que mil palabras.
Le doy gracias a Dios.