PREGÓN DEL DOMUND-2015
10 octubre.
Santa Iglesia Catedral de Albacete
1. El Delegado de
misiones me ha encargado pronunciar el "Pregón
del Domund-2015", por lo que me
invita a decir en voz alta algo que conviene
que todos oigan: llamar a la conciencia de los cristianos a vivir más intensamente la misión que Jesucristo encomendó a su Iglesia
y, en este momento, a nosotros, cristianos del siglo XXI.
2. Por ello,
invito a sentirnos destinatarios de aquellas palabras de Jesús: "Todo
poder me ha sido dado en cielo y tierra: Id al mundo entero y anunciad el
Evangelio a toda persona, bautizando y enseñando lo que os he mandado. Y sabed
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Con estas palabras al final del evangelio de san Mateo, Jesús
resucitado confía su propia misión a sus discípulos, esto es, a
la Iglesia que nace de la resurrección de Cristo.
Hace ahora 50 años, el concilio Vaticano II, en el
Decreto "Ad gentes", actualizaba aquellas palabras, afirmando que "la
Iglesia es misionera por naturaleza", su razón de ser es evangelizar,
enviada por el Señor para proclamar la
Buena noticia de la salvación de Dios. Y
el papa Francisco lo dice incansablemente con la expresión
"Iglesia en salida", que es lo propio de la Iglesia en todo tiempo y
lugar.
3. El Papa, en su
mensaje del Domund de este año, cita la Exhortación apostólica de Pablo VI "Evangelii
nuntiandi", donde se dice que "quien sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús
camina con él, habla con él, respira con él". Y esto lo concreta en dos
aspectos: "pasión por Jesús", y al mismo tiempo, "pasión por el
pueblo". Esto es lo propio de un misionero-a: la pasión por Jesús y la pasión
por el pueblo, y así se puede entender el lema del Domund-2015:
"Misioneros de la misericordia".
Por desgracia, hay
muchísimos cristianos que creen que los misioneros son como una ONG, y saben de
ellos que están en países muy pobres, ayudando en las necesidades materiales. Y
esto es verdad: en los países más pobres del mundo, allí están los misioneros-as atendiendo escuelas, hospitales, orfanatos, centros de
formación, pero también llevando la fe en Jesucristo salvador del mundo y
formando la comunidad cristiana, edificando la Iglesia.
4. El Decreto
"Ad gentes" del Vaticano II, nos enseña que la Iglesia recibe la
misión de Cristo para continuar su obra salvadora, por esto, la Iglesia se
autodefine como "sacramento universal
de salvación", siendo Jesucristo quien actúa por mediación de la Iglesia,
y de ahí que ésta tenga el deber permanente
de hacer presente a Jesucristo y su salvación en medio de los hombres y
mujeres en todas la partes y en todos los tiempos.
Y también dicho Decreto sobre la actividad misionera
afirma que "la Iglesia, enviada por
Cristo para manifestar y comunicar la
caridad de Dios a todos los hombres y pueblos, sabe que le queda por hacer todavía una labor ingente". Tal vez por
esto, el papa Juan Pablo II, en la encíclica "Redemptoris missio"
decía que "la misión está en sus comienzos".
5. El Concilio
Vaticano II, con el Decreto "Ad gentes", fue un gran impulsor de la
misión de la Iglesia, urgiendo a las diócesis a abrirse al mundo y compartir la
fe con otros pueblos, todavía lejos de la fe y desconocedores de Jesucristo como
salvador del mundo. Fruto de esta propuesta fue la decisión de muchas diócesis de enviar misioneros a las llamadas
tierras de misión o lugares donde la Iglesia no estaba presente o estaba en los
comienzos.
Así fue como se
inició hace ahora 40 años, la "Misión diocesana de Albacete en Safané" en Alto Volta, hoy Burkina Faso,
país africano en el África occidental, un país entonces, el 2º más pobre del
mundo, con una renta per capita de 80 $. Hacía 75 años de la llegada de los
primeros misioneros al país, y 9 de la llegada de éstos a Safané. Así fue como
9 años después de fundar aquella misión,
fuimos enviados 3 sacerdotes de Albacete, entre ellos éste que os habla, y que
contaba entonces 27 años.
Esta misión o
parroquia abarca una extensión de 2.100 kms, 100.000 habitantes,
extendidos en 103 pueblos. Las
creencias de la población: un 40% era
musulmana, casi un 60% animista, los cristianos rondaba
el 0,6% de la población: unos 200
bautizados y unos 400 catecúmenos. A
nuestra llegada había comunidades cristianas en menos de 30 pueblos,
actualmente en unos 60. Pero todavía quedan muchos pueblos donde no se conoce a
Jesucristo. En la actualidad, los bautizados son alrededor de 2.000. Los
sacerdotes nativos originarios de la parroquia son 6.
Allí llegamos,
casualmente el día 3 de diciembre de 1975, día de San Francisco Javier, patrono
de las misiones. Allí llegamos sin conocer la lengua nativa, hablando con
dificultad el francés, y allí nos esperaba un sacerdote de Castellón, que llevaba 8 años como misionero en el lugar,
y 8 meses después nos daba el relevo, poniendo en nuestras manos, aquella
inmensa parroquia, en una diócesis con 11 lenguas distintas. También estaban
las Hermanas de la Consolación, presentes en Albacete, actualmente en la
Institución Benéfica o Cotolengo.
6. Los misioneros
no marchan a misiones por su cuenta, sino enviados por el Obispo o una
Congregación religiosa, es decir, en
nombre de la Iglesia.
En nuestro caso, fuimos enviados por la diócesis de Albacete, con el
respaldo del obispo D. Ireneo y
presbiterio diocesano y muchos cristianos que sentían Safané como una
parroquia más, pero en el corazón de África. Y esto hizo que Safané fuera un
lugar familiar para muchos albaceteños de la ciudad y de los pueblos,
sacerdotes y laicos, creciendo enormemente el espíritu misionero. Algunos
sacerdotes, seminaristas, familiares y
amigos, y otras personas que se interesaron por la misión tuvieron ocasión de
visitar y conocer de cerca aquella misión diocesana.
Nuestra tarea era
anunciar a Jesucristo, ofrecer la fe, formar cristianos; pero también hacer lo
que hacía Jesús: tener una mirada de misericordia y tender una mano a los que
sufren y aquella era una tierra muy castigada por el hambre, el analfabetismo,
el subdesarrollo, y de ahí le necesidad de luchar contra esos
males, y eso se hacía construyendo
pozos, escuelas, centros de formación, alfabetización de adultos; todo esto era
posible gracias a la colaboración de parroquias, colegios e institutos,
personas particulares de Albacete y sus pueblos, y de Manos Unidas, gracias a la cual se
construyeron muchos pozos y proyectos sanitarios.
7. Médicus Mundo de Albacete fue, de alguna
manera, un fruto de nuestra presencia en aquel país, porque unas personas de Albacete en visita a Safané
vieron cómo colaboraba Médicus Mundi de
Castellón, enviando medicamentos y un cirujano que, cada año, dedicaba sus
vacaciones a operar durante 25 días, haciendo cada año unas 60 operaciones,
para lo que la misión cooperaba, suministrando alojamiento al médico y su
equipo, así como a muchos enfermos en el post-operatorio.
Este ejemplo de
Castellón movió a algunas personas de Albacete, entre ellos algunos
médicos, a fundar Médicus Mundi de
Albacete, como muchos conocéis, y que trabaja
en Houndé, una región de Burkina, a unos
140 kms de Safané.
8. Seis sacerdotes
pasamos por Safané, asegurando una presencia de 25 años en aquella parroquia.
Yo en concreto estuve 13 años. Desde el año 2.000 se pasó el relevo a sacerdotes
nativos, volviendo a España los 2 últimos sacerdotes que quedaban de Albacete.
También Albacete
envió sacerdotes a Guatemala, y todavía quedan 2 en aquellas tierras; algunos
también en algún otro país como Argentina, Chile y Ecuador. Hay otros sacerdotes
y muchas religiosas de Albacete, que a través del IEME y otras congregaciones
religiosas hacen actual el envío misionero dado por el Señor, entre ellos D.
Angel Floro, obispo de Gokwe, en Zimbabwe, que ha celebrado sus 50 años de
sacerdote, casi todos ellos vividos en aquel país africano, los 15 últimos como
obispo.
9. A veces se oye
la frase en boca de cristianos: "no hace falta ir a misiones, la misión
está aquí". Y es verdad, y ahora más urgente que otras veces. Debemos ser misioneros, comenzando por la propia
familia, parroquia y ambientes donde nos movemos.
Pero aún así,
también la misión fuera de nuestra tierra es una urgencia, porque se trata de compartir
nuestra fe con personas de otras culturas y en los lugares más pobres, no solo
en recursos materiales, sino también pobres porque no conocen a Jesucristo ni
lo reconocen como salvador.
Si nos sentimos
misioneros de verdad aquí, en nuestras parroquias, en nuestro ambiente, se debe
notar nuestra apertura, compartiendo también con los países y personas más allá
de nuestras fronteras. Ya vemos que en
las zonas de conflicto, allí están los misioneros y misioneras; los
funcionarios se van, pero los misioneros, casi siempre se quedan al lado de los
que más sufren: Republica Centroafricana, Iraq, Siria, Nigeria, India, Sierra
Leona, son algunos países donde a pesar de los conflictos y guerras, los
misioneros allí están y se quedan junto
a sus gentes como a veces nos cuenta la prensa con noticias desgarradoras.
10. El Día del
Domund, hemos dicho, es una llamada a tomar conciencia de que todo
cristiano ha de ser un misionero, "Iglesia en salida", que dice el
Papa. Llamada a que seamos corresponsables en la misión de la Iglesia, y que nos
interesemos por los misioneros, primero
con la oración, pero también con nuestra solidaridad económica, apoyando y
sosteniendo materialmente la actividad evangelizadora y de promoción humana que llevan a cabo en lugares tan difíciles
y pobres. La Colecta del Domund tiene este destino. Que seamos generosos en
nuestra colaboración económica. Que nos interesemos por las misiones.
Pedimos al
Espíritu Santo que nos mueva y dé fuerza para que todos nos sintamos
"misioneros de la misericordia". Que así sea.