jueves, 9 de junio de 2016

Enriquecedor encuentro diocesano de misioneros


Misioneros en activo, misioneros regresados, familiares de misioneros, y amigos de las misiones, junto al equipo del Secretariado, fueron partícipes de una enriquecedora mañana misionera, familiar, con muchas emociones, oración, con presencia del Padre, con testimonios… Todos los asistentes pidieron al final del mismo el realizar con mayor frecuencia encuentros así, en los que compartir, y de los que recibes tanto.

Comenzamos el día poniéndonos en manos del Padre, por quién estábamos allí reunidos, quién nos envió a misionar desde nuestro Bautismo, y siempre está ahí… “Aquí me tienes mi Señor Dispuesto a cumplir tu Voluntad. No permitas que me guarde tu nombre de anunciar allí donde jamás tu palabra llegó. Y ven ahora en mí, mi vida es para Ti”, decía una canción que emocionó a los presentes. Continuando con testimonios, de los cuales os dejamos algunas pinceladas en próximas líneas, y que esperamos podáis escuchar íntegramente en próximos encuentros, o se incluyan en los boletines, o en el blog.

Alberto y Esperanza

Matrimonio, del “Camino Neocatecumenal”, con 10 hijos, 6 años de misión en Holanda. 4 años han pasado ya desde su regreso a España. Alberto dice que sigue preguntándose cada día “¿me llamará de nuevo Dios a la misión?”. Se encontraron con dificultades, el llevarse a toda su familia allí, encontrar su hueco, etc. Pero se podría resumir para Alberto estos 6 años en Ámsterdam, que “la misión a quien ayuda es a los misioneros”. Esperanza nos relata que se encontraron con una realidad triste, pobre. Había mucho por hacer allí. La misión para ella fue un regalo, una bendición dice para toda su familia, “acostumbrar a nuestros hijos a vivir con poco fue una bendición para ellos”. Relataba con la voz entrecortada, lo que le permitió la emoción, que el estar allí de misión también le regaló el poder compartir la enfermedad de su padre, así como el proceso al diaconado de su hermano, el cual, falleció allí por causa de un accidente: “Dios se hace presente en las dificultades”. “Tengo un sentimiento de agradecimiento a la Diócesis, a todos vosotros, a la Delegación de Misiones, por el apoyo de entonces y el de ahora. Gracias por reunirnos hoy aquí”, finalizaba Esperanza el testimonio de este matrimonio tan especial.

María

     Para María, Ecuador fue mucho más que un destino. Comenzó siendo el lugar donde iba a realizar un año de cooperación internacional como psicóloga, para convertirse en un revulsivo de fe, de ilusión, en un año de misión. El comienzo fue duro, se fue sola, irse tan lejos, adaptarse a una cultura, a un clima distinto… Pero allí se encontró con Dios, se encontró con Pedro Jesús Arenas, se encontró con un maravilloso pueblo ecuatoriano.  “La gente me dio mucho. En misión te das cuenta de que, aunque estés físicamente mal, da igual, todos los días tienes un motivo por el que levantarte, a quien ayudar, tanta gente te necesita…”, nos transmitía María. Todo su año allí estuvo realizando labores de voluntariado y de misión, en relación a proyectos de distintas Parroquias de Quito, concretamente del sur. Se dedicó junto a Pedro Jesús, otros misioneros y gente de Parroquias, a evangelizar puerta por puerta. De este misionero dice que es un ejemplo de vida, de Jesús, de misión. El terremoto de Ecuador fue vivido por ella de una forma intensa, pues muchos sitios por los que ella pasó, fueron destruidos completamente, lo que conllevaba a preocuparse por tantas personas con las que estuvo, y muchas de ellas con las que conserva aún relación. “Ecuador necesita de nuestra ayuda”. Con emoción nos relataba que allí se confirmó, “no puedo describir con palabras lo que sentí, pero necesitaba confirmarme, me cambió todo”, finalizaba así María su testimonio, también junto a esta frase: “Amar en todo tiempo, en todo lugar y en toda circunstancia” (P. Dehon).

Pilar y Manolo

     Pilar, sobrina de D. Ángel Floro, junto a su marido Manolo, nos relataron lo que fue para ellos Zimbabwe y el tener un familiar misionero. Para ella D. Ángel es más que el primo hermano de su padre, es su querido tío. Con mucha vinculación a Zimbabwe, antes y después de su estancia allí, no sólo por su tío, sino por todo lo que su estancia allí les aportó; tanto ellos, como su hija, están deseando volver, “fue un regalo para nuestra familia. Tenemos la esperanza de regresar”. Destacan de aquella tierra africana, la alegría; pese a la realidad que allí hay, llamándoles la atención especialmente las escuelas y hospitales.

Helio

     Qué deciros de Helio, misionero en Guatemala, del que tanto conocéis. Tuvimos la suerte de que este encuentro coincidiera con su estancia en España, ha venido un mes de vacaciones a “La Herrera”, su pueblo natal. Relató sus inicios en Guatemala, comenzando su labor misionera en el Petén, volviendo a España un tiempo por el fallecimiento de su madre, pero ese espíritu misionero le lleva de vuelta a Guatemala tras un tiempo, concretamente a la capital. “El secreto de la felicidad es mi fe en Dios”, nos regalaba esta frase que bien puede resumir todo su testimonio. Destacaba que en Guatemala la gente no da lo que le sobra, como se hace en países como el nuestro, dan lo que tienen (lo poco que tienen) para compartirlo. “Se viven situaciones inseguras, claro, en la misión, pero hay más bueno que malo, y espiritualmente es muy gratificante”, dijo Helio. Mientras escuchábamos a Helio, con su don de palabra, y su buen humor, se proyectaron imágenes de la que fue la experiencia misionera de este verano del Secretariado de Misiones.
Finalizamos el día, con un tiempo de coloquio, y con la clausura por parte del director del Secretariado de Misiones, D. Fernando J. Zapata Sanz.