jueves, 27 de agosto de 2015

Testimonio D. Manuel de Diego: “Viaje a la misión de Gokwe (Zimbabwe)"

Compartimos con vosotros el primero de los testimonios íntegros de la experiencia misionera en Zimbabwe, de D. Manuel de Diego. Menudo verano misionero, sin descanso, ¡¡con tantas cosas por contaros!! Disfrutad con este testimonio, que os ayude y os llegue a vuestro corazón misionero.

“Cuando Homero inicia el poema de la Ilíada pide a una diosa que le ayude a cantar las hazañas de Aquiles. Me han pedido que cuente un poco lo que ha sido mi reciente viaje a África. Ha sido todo tan bonito, hemos tenido vivencias tan profundas, que me siento incapaz de poder contar lo que he visto y vivido. Que el cielo me ayude a hacerlo de la mejor manera posible.
Para entender este viaje hay que partir de la amistad de un buen amigo llamado Ángel Floro. Este obispo nació en el bello pueblo de Ayna. De muchacho siente la vocación al sacerdocio y entra en el seminario de Albacete. Madura su vocación misionera y para llevar adelante esta formación marcha al Instituto de Misiones Extranjeras de Burgos. Allí termina su formación y ordenado sacerdote es enviado a Zimbabwe. Allá comienza sus primeros pasos en diferentes misiones, aprendiendo lenguas nativas, conociendo la cultura y el carácter de ese pueblo. Cuando los obispos del País sienten la necesidad de que hay que abrir una nueva diócesis para atender mejor a las comunidades, ven en Ángel el mejor candidato. De esta manera se convierte en el primer obispo de la recién creada diócesis de Gokwe.


Como Ángel se siente tan de Albacete tenía la gran ilusión de que nuestro obispo Ciriaco conociese esta diócesis hermana. La invitación estaba hecha hace tiempo al obispo y a los sacerdotes que le quisieran acompañar. Pero ha llegado el momento de realizar este viaje puesto que este año Ángel celebra sus bodas de oro sacerdotales.
Así pues el Sr. obispo, D. Ciriaco y los sacerdotes Fernando Zapata, delegado de Misiones, Pedro Ortuño, Rector del Seminario que estuvo muchos años como misionero en Burkina Faso, y el suscribe que también compartí con Pedro años de Misión en Safané, el día 5 de julio nos pusimos en camino a Zimbabwe. ¡Qué suerte tener como guía en el viaje al mismo obispo! Hemos vivido unos días intensos  haciendo un montón de kilómetros por carreteras infernales para visitar parroquias, escuelas y hospitales llevados por la Misión, visitar familias que viven en medio del campo, participar en celebraciones muy especiales como fue la bendición de una Iglesia y la celebración en otra de dos matrimonios y una veintena de bautismos, la mayoría de adultos. Y también hemos podido adentrarnos en el Parque Nacional donde se encuentran leones, elefantes y toda clase de animales de la selva. Y cómo no, visitar las Cataratas del lago Victoria, donde uno se queda alucinado al ver tanta belleza que te sale del  alma el decir:¡“Señor qué cosas más bellas has creado”!
¿Qué nos hemos encontrado? Pues un país con muchos recursos, pero que ahora está medio en banca rota. ¿Por qué? Pues, por la mala gestión de sus dirigentes y porque como en todas partes la corrupción está pegada a la piel del ser humano.
Pero a la vez nos hemos encontrado con gente maravillosa. Con unas comunidades cristianas muy vivas y muy bien formadas. Unas celebraciones litúrgicas llenas de cantos, de danzas, pero sobre todo de fe. Era hermoso ver a niños, jóvenes, mayores, todos a una. Sentíamos no poder entender los cantos pero todos llevaban su mensaje bíblico.
Nos hemos encontrado con muchos colegios de primaría y secundaria, que estaban destinados a desaparecer, por dejadez del Gobierno, pero que los han cogido las misiones y con la ayuda de los padres siguen adelante. Nos dio mucha alegría al ver en algunos de estos colegios la inscripción de “Esto se construyó con un proyecto de Manos Unidas”. Qué gozo ver esos montones de niños, con su uniforme azul, camino de la escuela. Allá por los caminos riadas de chiquillos andando kilómetros para ir al colegio. En esas escuelas no hay transporte escolar ni comedores. A caminar kilómetros con tape con de arroz o cacahuetes como comida. Hemos encontrado ambulatorios y pequeños hospitales regenteados por religiosas que prestan un gran servicio en medio del campo.


Hemos encontrado un obispo muy cordial, muy cercano con su gente, hablando su propia lengua. Allí toda la gente al obispo le conoce con el nombre de “Securo” y es que este nombre viene de la tradición ancestral dado al tío mayor que se ocupa de todo lo que pueda necesitar la gran familia. Esto lo ven en el obispo el que cuida de todos. Me impresionó en un pequeño caserío una abuelita pidiendo al obispo la bendición para su nieto de siete años enfermo, cuyos padres habían muerto hace poco de sida. Y allá ves a nuestro Ángel haciendo la señal de la cruz sobre el niño con tanto cariño. Y junto a él hemos encontrado muchos misioneros españoles que están dejando allá lo mejor de su vida para hacer crecer el evangelio y junto al evangelio el desarrollo humano y social de aquel pueblo.
               Hemos encontrado una diócesis joven, muy bien organizada. Comunidades vivas que llevan un plan de formación catequética, bíblica, litúrgica muy seriamente.. Sientes que allá existe la corresponsabilidad. Y hemos encontrado la Catedral de Gokwe que se llama de S. Juan Bautista porque fue construida  precisamente por Ángel con la ayuda de la parroquia de S. Juan Bautista de Albacete, cuando era párroco D. Jaime. En esta catedral vivimos nuestra última eucaristía, para ellos una misa más de domingo, para nosotros toda una gran fiesta.
Precisamente, en la Explanada de la Catedral, se celebró ayer mismo las Bodas de Oro de Ángel, acompañado del Nuncio y otros obispos, y sobre todo por  la gran familia diocesana. Nosotros desde aquí le felicitamos y deseamos que siga haciendo todo el bien que pueda en esa Diócesis. Si la Iglesia crece allá, también nosotros crecemos, ya que en la Iglesia de Jesús todos somos  una sola familia”.